¿Cómo olvidar ese bello momento navideño de nuestra niñez donde abríamos nuestro regalo y era justo lo que estábamos esperando que nos traiga ese misterioso señor Barbudo que se vestía de rojo de pies a cabeza en pleno verano mientras lo que quedaba de Vitel Toné se derretía en la mesa? Si alguno se olvidó, tal vez esto se la parezca un poco:
Dejá tu comentario